Lacerados encierros de soledad, motivos azules para ellos.
Quiebres... perseguidos sin poder decir,
acurrucados entre violencia de palabras.
Ametrallados de dolor celeste blanco.
El Apartheid nuestro, girones del cielo reventados por las botas de los que se olvidaron del amor.
Silencio camuflado.
El Holocausto nuestro, el Proceso de la no vida.
Libertad apresada, no olvidada.
Las voces de ahora cuentan el triste cuento, buscan el comienzo, buscan los protagonistas, buscan las vìctimas.
Esperan el final que sigue abierto.
El verde se ha opacado aun mas, se ha refujiado en nuestro Recuerdo Surrealista.
martes, 3 de noviembre de 2009
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